Ser de izquierdas es, como ser de derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de la hemiplejía moral...
- José Ortega y Gasset
Abro esta entrada con esta cita porque coincido con el artículo de Angie Rodríguez en su nuevo blog Panóptico Invertido. El razonamiento me parece acertado, puesto que en la mayoría de los países del mundo se está aplicando la máxima de “no importa si el gato es blanco o negro, lo importante es que cace ratones”.
Ciertamente, los términos de izquierda y derecha parecieran caducar cuando uno ve que Estados Unidos, en algún momento principal promotor del liberalismo, lanzó una ofensiva gubernamental para nacionalizar bancos que pertenecieron a grandes corporaciones y se regían por la mano invisible del mercado. Mientras, al otro lado del mundo (y del espectro ideológico) el Banco Agrario de China, en algún momento la punta de lanza de la economía planificada profesada por Mao Zedong, comenzó a emitir acciones en la bolsa pública de Hong Kong.
Ciertamente en los países llamados industrializados, y en aquellos que gustan llamarse “en vías de desarrollo” este debate ha perdido sentido. Lamentablemente, quien suscribe no vive en ningún país de estas categorías.
Los indicadores económicos son claros y contundentes. Una vez más Venezuela cerrará este año con una inflación superior al 20% y un PIB en caída. Nadie puede hablar de una política económica exitosa con cifras así.
Pero más allá de indicadores económicos, Venezuela es un país cuyo aparato productivo está siendo absorbido vorazmente por el Estado. Basta hacer un pequeño recorrido por las empresas expropiadas por el gobierno central en los últimos tres años para darse cuenta de que estamos ante un gobierno que no sólo se hace llamar socialista, sino que pone en práctica las máximas de esta ideología sin mirar a los lados.
Acepto que tal vez sea un poco arcaico hablar en términos de izquierda / derecha, especialmente cuando en la actualidad ambos términos se utilizan alegremente y sin tomar en cuenta la complejidad que se esconde detrás de cada palabra. Sin embargo, también hay que destacar que en la Venezuela actual este debate no es una teoría ajena a la cotidianidad, y por el contrario es una discusión que afecta cada uno de los espacios en los que nos desenvolvemos.
3 comentarios:
Más que un post, parece un campo minado: no hay por dónde agarrarlo sin salir volando ;-)
El debate Derecha-Izquierda parece agotado, en mi opinión, porque está contaminado: Se asume que las políticas sociales y económicas de la derecha son "antipáticas" (por decir lo menos), y las de la izquierda son "altruistas". Ante ese panorama nadie va a querer declararse de "derechas" porque equivale a harakiri político. Por otro lado, a pesar de todo lo que pueda achacársele a la izquierda, sigue disfrutando de una inmunidad casi blindada. El debate está agotado también porque ya hay un ganador tácito: la izquierda.
Prueba de lo anterior, por limitarnos a este país, es que todas las ofertas electorales son indistinguiblemente de izquierdas, más o menos radicales, pero de izquierdas. Ya sea la socialdemocracia que "soporta" la existencia de la iniciativa privada como un mal necesario, ya sea el socialismo a secas que busca acabar con la propiedad, todos buscan quitarle a algunos para repartirlo a otros (esto es válido tanto para Venezuela como el resto del mundo).
Ahora bien, la izquierda "vegetariana" se ha dado cuenta de que algo no anda bien con su ideología y por eso permite una iniciativa privada ultracontrolada para que la economía no colapse totalmente, pero como se trata de tolerar algo que rechazan en el fondo, todo al final termina colapsando (véase crisis de Estado de Bienestar en España o Francia, por ejemplo).
En todo caso vemos que la ideología sí importa: Al querer mantener algunos puntos de su ideario ("solidaridad" e "igualdad" malentendidas), la izquierda impide el surgimiento de soluciones (en el caso de España o Francia, alternativas a las pensiones estatales, por ejemplo).
Por otro lado, las soluciones pragmáticas ("estamos mejor o peor, más arriba o más abajo") implican una renuncia a puntos básicos de la ideología socialista cosa que pocos están dispuestos a hacer. En este punto llegamos a una situación absurda más que hipócrita, se hace lo contrario de lo que se dice, los resultados positivos gracias a la iniciativa privada se le asignan a la "izquierda", y los negativos, debidos a las trabas a la economía hechas por la izquierda, se le achacan al capitalismo.
De esta manera el debate ideológico se sigue por otros medios "sucios". Como lo veo, planteadas así las cosas, el debate ideológico está más vigente que nunca, porque lo contrario implica hacerse el loco, enturbiar los conceptos y sacar ventaja política de la confusión general.
Sí, la gente puede exigir mejores resultados, pero si no saben qué ideas originan esos resultados, cuando los pierdan no sabrán por qué ni cómo recuperarlos.
Es muy cierto lo que dices. En Latinoamérica la derecha ha sido satanizada, mientras la izquierda ha sido beatificada. Esto, a pesar de que las únicas dictaduras que permanecen en la región son aquellas de corte izquierdista.
Lo que dices es tan cierto que la gran mayoría de los partidos de la Mesa de la Unidad (de hecho el chavismo se refiere a ella como Mesa de la Ultra Derecha) está conformada en su gran mayoría por partidos socialdemócratas, socialistas e incluso de izquierda radical (Bandera Roja). Los pocos partidos que podríamos definir como centro derecha son Primero Justicia, Venezuela de Primera y el Movimiento Republicano Liberal.
Como bien comentas, si la discusión izquierda / derecha no aplica en Venezuela es porque los partidos de derecha son prácticamente inexistentes.
También el asunto es que los términos de izquierda y derecha han sido utilizados tan a la ligera que se han distorsionado por completo en el vocabulario popular.
La gente simplemente habla de cada una sin saber de dónde salieron o en qué consisten, y guiándose por lo que sus líderes les dicen que son.
Tanto así que Chávez ha logrado convencer a sus seguidores de que Acción Democrática, un partido inscrito en la Internacional Socialista, es de la "ultra derecha".
Un debate así, definitivamente, no tiene el más mínimo sentido.
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