martes, 26 de mayo de 2009

¿Por qué dicen Socialismo cuando quieren decir Capitalismo de Estado?

Contrario a lo que cree Miss Panamá, Confucio no inventó la confusión, sino el Confucianismo. Esta filosofía oriental ha sido clave en la historia china, no sólo porque sentó las bases de la China Imperial, sino que por su carácter social también creó un terreno donde fácilmente se pudo cultivar el comunismo. El confucianismo propone que todos los seres humanos son iguales, aunque (hay que decirlo) también aclara que no pueden mantenerse iguales porque sería perjudicial para el "buen funcionamiento de la sociedad".

Claro, como toda buena filosofía, el Confucianismo se presta a muchas interpretaciones. Por ejemplo, sostiene que el mundo es un compendio de muchos Xiaoren (hombrecillos) que no se elevan a lo mejor de la humanidad, y por tanto una élite de hombres superiores tiene la obligación de ocupar los cargos públicos para guiar al resto de la sociedad. Si esta afirmación les parece un poco fascista o clasista, es porque lo es. Sin embargo, he aquí donde radica la principal semejanza entre los regímenes de extrema izquierda o derecha: cada uno cree que una élite debe guiar al "hombre vulgar". En la derecha se llama burguesía, y en la izquierda, burocracia.

¿Burócrata o burgués? Depende de donde trabaje.

Pero uno de los aspectos que me parecen más importantes de esta antigua filosofía china es el aspecto que se refiere a la rectificación de nombres. Según el confucianismo, precisamente para evitar confusiones, es importante que todo tenga un nombre adecuado. Esto quiere decir que si un usurpador se hace llamar rey, se comete un error. O si un rey legítimo no se comporta como tal, también es un error. Me imagino que ya saben para dónde voy.

A las cosas por su nombre

En Venezuela, en la actualidad existe una serie de "instituciones" que tienen nombres que, de acuerdo con las mismas reglas del confucianismo, no se corresponden. Podemos empezar por el sistema económico que se quiere implementar en el país. En la teoría se hace llamar "Socialismo" y en el aspecto político, puede ser que funcione de esa manera; pero cuando damos un paseo por el aspecto económico, podemos ver lo contrario. Casos como el de El Vergatario o Mercal, claramente dan muestras de que en Venezuela lo que existe es un capitalismo de Estado. El mismo ex Ministro de la Defensa de Chávez opinó esto, pero como dijimos en una entrada anterior, esto le valió acciones en su contra.

Si hablamos de personajes como el actual Ministro de Interior y Justicia, Tarek El Assami, quien recientemente acusó a uno de los socios mayoritarios de Globovisión de "mafioso" y "corrupto", hay que preguntarse nuevamente por qué se hace llamar "Ministro" y no "fiscal" (porque al parecer emite acusaciones), "juez" (porque emite veredictos) o simplemente "inquisidor" (porque es lo que en realidad está haciendo).

Finalmente, es importante notar que cuando uno nota el "funcionamiento" de las "instituciones" en Venezuela, sería más correcto decir que acá no existe una democracia participativa, sino una dictadura constitucional, y eso tal vez siendo generosos.

Lo que simplemente no tiene sentido


Cabe destacar que hay varios casos aislados de mensajes y nombres que utiliza la actual administración que simplemente no tienen sentido per se, o tienen uno muy diferente al que ellos les quisieran dar.

Ya en otra entrada mencionamos el caso de la palabra apátrida. Y creo que ni si quiera vale la pena hablar de lo hipócrita que es que Hugo Chávez llame a alguien "golpista". Pero sí quisiera hablar de una de las frases más repetidas por los "camaradas" del régimen, y que es uno de los mayores sin-sentidos revolucionarios. Me refiero a "Patria, Socialismo o Muerte".

En principio, todo el que esgrime este epíteto, lo hace en un sentido muy diferente al que tiene la frase en sí. Es decir, lo dicen como que uno debe elegir un socialismo patriota (o una patria socialista) o la alternativa es la muerte. Para que la frase tuviese ese sentido tendría que decir "Patria y Socialismo, o Muerte"; porque de la manera en que está dicha actualmente invita al que la dice (o la escucha) a elegir entre una de estas tres opciones:

1) Patria

2) Socialismo


3) Muerte


Patria, Socialismo o Muerte (3 opciones diferentes)

Con lo cual, queda bastante claro que la opción del socialismo es diferente a la de la patria. En otras palabras, uno decide ser patriota o decide ser socialista, pero no ambos. No sé si será un error, o alguna especie de mensaje subliminal para ir confundiendo a la gente y así en un futuro prefiera elegir el socialismo por encima de los valores patrios. En todo caso, creo que ya está bien de hablar de socialismo y patriotismo. En la próxima entrada hablaré de cosas un poco más agradables.

viernes, 15 de mayo de 2009

La apología a la mediocridad

Hace varias semanas un amigo que trabaja para una productora de TV que realiza una serie de programas de corte social (eufemismo para decir que hacen cualquier vaina para VTV y cobran 50 mil BsF por capítulo), me echó un cuento escalofriante. Se encontraba metido en un apartado sector de la Bombilla (barrio caraqueño) haciendo un documental sobre unas construcciones que realizaban los mismos vecinos. Al parecer, luego de saludarlo de camarada y comentar la excelente iniciativa de realizar trabajos en beneficio de la comunidad, lanzaron una lapidaria frase para ensalzar su trabajo: "acá no necesitamos ingenieros".

La frase me dejó pensando. Es decir, ¿quién podría despreciar el aporte que podría hacer un ingeniero a la hora de resolver una obra de... ingeniería? La única imagen que me vino a la mente es la repetida escena del Chavo donde Kiko le negaba algo al protagonista y éste respondía: "al cabo que ni quería".


El Chavo reaccionaba así en base, principalmente, a puro resentimiento. Al no tener acceso a algo intentaba racionalizar y decirse a sí mismo que no le hacía falta (aunque en algunos casos, esto no era cierto). Pero más allá de este episodio de negación resentida, lo que más me preocupó fue que, según mi amigo, las personas fueron muy enfáticas en despreciar el oficio de ingeniero. Para ellos alguien que se esforzó en estudiar cinco años, era mucho menos que alguien que improvisara cualquier cosa. Y sigo preguntándome, ¿por qué existe esta especie de apología a la mediocridad?

Esto es algo que se aprecia en todos los sectores de la sociedad venezolana. Si empezamos por el gobierno, claramente veremos que un amplio sector de la población se siente claramente identificado con personajes que, por ejemplo, han sido los últimos en su promoción o claramente no ni si quiera han estudiado. El principal programa de opinión del canal del Estado está conducido por alguien que se jacta de "no ser periodista". ¿Quién se puede jactar de no estudiar? Pero más importante aún, ¿qué mensaje se está transmitiendo por la televisión estatal? ¿"No estudies y algún día podrás llegar a ser el conductor de un programa en la televisión del estado"?

¿Modelo a seguir?

El (cada vez más reducido) sector privado no escapa para nada al principio de Peter. La mayoría de las personas que conozco se sienten frustradas y poco optimistas en sus sitios de trabajo. Más allá de la situación del país (que ampliamente reseño en este blog), sienten que la mayoría de las personas que surgen dentro de una empresa son los que son amigos de los dueños, tienen más contactos o simplemente le caen mejor a los dueños... Básicamente por esa razón me fui del canal de TV de señal abierta donde trabajé.

Y la situación no se queda allí: es muy probable que tú también promueves la mediocridad. Tal vez has organizado un evento a una hora específica y, llegada la hora, le dices a quienes sí fueron puntuales "un momento, vamos a esperar un tiempo a que llegue más gente para empezar". El mensaje es claro: vamos a castigar a quienes llegaron puntuales haciéndolos esperar, y vamos a premiar a quienes lleguen tarde porque, pobrecitos, no vaya a ser que se pierdan algo. Y más grave aún que el mensaje es el resultado de esta acción: es muy claro que quienes hayan sido puntuales, la próxima vez ya no lo serán tanto (¿para qué?).

No sé cómo fue que este país se convirtió en un territorio donde se premia la mediocridad y se castiga la virtud; pero algo debemos poder hacer para revertir este hecho. Mientras se siga premiando la mediocridad, seguiremos teniendo un país (y un gobierno, y una clase empresarial) mediocre. Motivo de reflexión.