miércoles, 17 de noviembre de 2010

Metro de Caracas: ¿te quieres ver aquí?

Foto @JohnEA92.

En días pasados ocurrió una protesta popular de un grupo de usuarios que, cansados por los retrasos y el mal servicio prestado por la compañía estatal, se negaron a desocupar un tren que se detuvo en la estación Propatria. Las autoridades le solicitaron a los usuarios que desalojaran el vagón, pero éstos se negaron. Fue allí cuando la Policía Nacional Bolivariana decidió usar la fuerza y sacó a 35 personas del tren y se los llevó detenidos.

La maquinaria mediática estatal en seguida saltó a decir que todo se trataba de una protesta orquestada desde las bases del partido de oposición Voluntad Popular. También dijeron que los usuarios habían cometido vandalismo al dañar los trenes, e incluso que habían secuestrado personas dentro de los trenes. Casi una semana después, no hay ni una foto de un vidrio roto como evidencia de estas acusaciones. De hecho, el tribunal decidió otorgarle libertad plena a los 35 detenidos, puesto que la policía no pudo probar ninguna de las denuncias efectuadas desde la plataforma comunicacional del gobierno. Lo único que se comprobó fue la militancia de algunos de los manifestantes, pero no en VP, sino en el oficialista PSUV. ¿Será por eso que los soltaron?

El Metro como reflejo del país

Sí, este episodio marca la cúspide del mal servicio del Metro de Caracas. Sí, las "medidas" que ha tomado el Metro parecieran más enfocadas en intimidar a los usuarios que en brindar un mejor servicio. Pero por mi parte, lo que quería destacar del Metro de Caracas es lo bien que refleja las equivocadas políticas estatales del socialismo populista.

El metro es una compañía que no se puede sostener con un pasaje a menos de 1 bolívar fuerte; sin embargo, como una medida populista, se ha decidido congelar el pasaje durante varios años. Todavía más "socialista" fue renunciar a los ingresos productos de (la malvada y capitalista) publicidad dentro de las instalaciones del Metro. En un lapso progresivo, las marcas de productos trasnacionales fueron abandonando las carteleras del subterráneo para dar lugar a fotografías del Che, propaganda gubernamental y afiches de "Hecho en Socialismo" que destacan los logros de las empresas expropiadas (no creadas) por el Estado Venezolano.

Hasta que vino la bendita campaña: ¿Te quieres ver aquí?


Si son usuarios del Metro, deben reconocer el afiche en la (muy pequeña) foto de arriba. Se trata de una foto del Salto Ángel que le pregunta al usuario si se quiere ver allí. Pero no es una cuña o publicidad de alguna empresa estatal de turismo. No. Es un llamado a los anunciantes que se quieran ver allí publicados, porque el Metro se ha dado cuenta de que, oh sorpresa, necesita esos ingresos por publicidad.

Así es. Varios años después, ahora el Metro está pidiendo cacao.


La situación del Metro es un reflejo de lo que ha ocurrido con todos los países socialistas (incluído Cuba) y lo que sin duda ocurrirá con Venezuela en un futuro: eventualmente el Estado se da cuenta de que no puede sostener la economía y debe recurrir a la ayuda de las empresas privadas, generadoras de riqueza por excelencia.

Muchos se preguntan si cuando venga el gobierno a pedir cacao todavía existirán empresas dispuestas a trabajar con el Estado. Lo que yo me pregunto es si cuando el gobierno socialista se de cuenta de que necesita a las empresas privadas, todavía existirán empresas privadas.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

La vigencia del debate

Ser de izquierdas es, como ser de derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de la hemiplejía moral...
- José Ortega y Gasset


Abro esta entrada con esta cita porque coincido con el artículo de Angie Rodríguez en su nuevo blog Panóptico Invertido. El razonamiento me parece acertado, puesto que en la mayoría de los países del mundo se está aplicando la máxima de “no importa si el gato es blanco o negro, lo importante es que cace ratones”.

Ciertamente, los términos de izquierda y derecha parecieran caducar cuando uno ve que Estados Unidos, en algún momento principal promotor del liberalismo, lanzó una ofensiva gubernamental para nacionalizar bancos que pertenecieron a grandes corporaciones y se regían por la mano invisible del mercado. Mientras, al otro lado del mundo (y del espectro ideológico) el Banco Agrario de China, en algún momento la punta de lanza de la economía planificada profesada por Mao Zedong, comenzó a emitir acciones en la bolsa pública de Hong Kong.

Ciertamente en los países llamados industrializados, y en aquellos que gustan llamarse “en vías de desarrollo” este debate ha perdido sentido. Lamentablemente, quien suscribe no vive en ningún país de estas categorías.

Los indicadores económicos son claros y contundentes. Una vez más Venezuela cerrará este año con una inflación superior al 20% y un PIB en caída. Nadie puede hablar de una política económica exitosa con cifras así.

Pero más allá de indicadores económicos, Venezuela es un país cuyo aparato productivo está siendo absorbido vorazmente por el Estado. Basta hacer un pequeño recorrido por las empresas expropiadas por el gobierno central en los últimos tres años para darse cuenta de que estamos ante un gobierno que no sólo se hace llamar socialista, sino que pone en práctica las máximas de esta ideología sin mirar a los lados.

Acepto que tal vez sea un poco arcaico hablar en términos de izquierda / derecha, especialmente cuando en la actualidad ambos términos se utilizan alegremente y sin tomar en cuenta la complejidad que se esconde detrás de cada palabra. Sin embargo, también hay que destacar que en la Venezuela actual este debate no es una teoría ajena a la cotidianidad, y por el contrario es una discusión que afecta cada uno de los espacios en los que nos desenvolvemos.

Tal vez esta discusión es un lastre y está obsoleta... Pero si esto es así, entonces hay que asumir que al tener un gobierno que se define socialista, vivimos en un país que es un lastre y está obsoleto.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

¿Es Christopher Nolan el nuevo Ayn Rand?

Fui a ver Inception el día de su estreno en Venezuela, junto con un grupo de amigos. Debo admitir que contrario al consenso general de taquilla y crítica, la película no me gustó. Y quiero aclarar que digo que no me gustó, no porque piense que está mal dirigida o escrita, sino por razones que no podía precisar en ese momento.

Rara vez suelo ponerme el sombrero de crítico de cine; pero en este caso, la crítica va más hacia la filosofía y el imaginario del director angloamericano. De entrada recuerdo que me incomodó mucho el mundo elitesco planteado por Nolan, algo que ya se nos ha demostrado en sus películas anteriores.


Aunque no he podido ver todavía la ópera prima de Nolan, sí he visto todas las películas que le han seguido. Decidido a revisar la filmografía del director y guionista, me encontré con algunos elementos en común: protagonistas de clase media alta, corporaciones con mucho poder; pero, sobretodo, fuerzas estatales corruptas e ineficientes.

La lista de policías nefastos es grande. Desde el manipulador pero incompetente Pantoliano en Memento, hasta el tramposo personaje de Pacino en Insomnia (menos maquiavélico, eso sí, que el interpretado por Stellan Skarsgård en la versión original de Erik Skjoldbjærg), Nolan acostumbra a pintarnos fuerzas estatales y policiales como una fuente constante de corrupción. Tal vez por esto se le dio con tanta naturalidad revivir la franquicia de Batman pintando una Ciudad Gótica sumida en el caos por culpa de una policía corrupta, que encontraría su única salvación en la justicia impartida por el aristócrata Buce Wayne utilizando todos sus recursos económicos.

La concentración de poder es tan bien vista por Nolan que incluso es la gran resolución de uno de los conflictos de Batman Begins, cuando finalmente el heredero de la fortuna logra “salvarse” de la capitalización de la empresa adquiriendo todas las acciones a través de diversos consorcios fantasmas. ¡Viva el monopolio!


Pero creo que ninguna cinta evoca elementos tan Randianos como Inception. De entrada, cuando se resuelve el conflicto introductorio de la cinta, el pobre Lukas Haas tiene que enfrentar a la justicia. Su delito es espionaje corporativo, pero no lo detiene la policía, ni lo llevan a un juzgado que represente al Estado y al pueblo. No. Haas será “juzgado” por la corporación que intentó robar. El cómo, ni si quiera nuestro amigo Watanabe lo puede anticipar.

Entrando ya en el clásico esquema del detonante dramático, Inception nos presenta dos conflictos que deben ser resueltos. El primero, claramente económico, es que un magnate de las corporaciones está a punto de heredar un imperio que sin duda lo llevará a monopolizar el mercado. El segundo conflicto, el personal de nuestro protagonista Di Caprio, es que es perseguido por la (ahora incompetente) policía por un crimen que no cometió.

Uno pensaría que ambos problemas tienen una solución muy sencilla: la justicia impuesta desde el poder estatal. Un tribunal podría dictar una medida antimonopólica, y Di Caprio podría presentar pruebas contundentes de su inocencia. Pero en el imaginario de Nolan, la justicia no viene así (¿o ya olvidaron el final de The Prestige?). En el mundo de Nolan, two wrongs DO make a right. Y por supuesto, debe venir impuesto desde las altas esferas del poder económico.

El gran plan consiste entonces en engañar al heredero para que disuelva el conglomerado y así nuestra "desinteresada" empresa podrá seguir siendo competitiva y líder en el mercado. Y la inocencia de Di Caprio, ¿por qué probarla cuando un gran ejecutivo puede alzar un teléfono y mover sus contactos para que la (ahora, de nuevo, corrupta) policía no lo siga persiguiendo?

Más allá de los valores cinematográficos de la cinta de Nolan, Inception me plantea otras interrogantes más políticas. En pleno momento en que el libertarianismo comienza a perder prestigio por la avaricia de las grandes corporaciones, ¿trata Nolan de erigirse como el Ayn Rand de la nueva generación?

(Por cierto que en mi otro blog, coloqué un análisis semiológico de Metrópolis, de Fritz Lang. Aunque el desglose realizado por The Vigilant Citizen se centra en los símbolos, el mensaje no deja de tener contenido político. Por eso los invitto a revisarlo)

miércoles, 27 de octubre de 2010

Definiciones (o el mojón mental de los "ninis intelectuales")

Guepardo: Una guerra se acerca, ¿estás segura de que estás en el bando correcto?
Tormenta: Al menos yo elegí un bando.
-X-Men.


Hace varios meses decidí dejar de colaborar en panfletonegro. Podría darle vueltas al asunto para racionalizar qué me llevó a esta decisión, pero de entrada me ladillé. Me ladillé principalmente de que es una página conceptualmente mentirosa: al igual que cierto blog de temática cinematográfica que yo solía leer, se vende como un blog "temático" y "colectivo", pero al final del día es sólo una página personal destinada a promocionar al autor. Por allá un cineasta, por acá un crítico. No sorprende para nada que se caigan bien.

Son dos caras de la misma moneda en cuanto a su indefinición. Uno por allá se preocupa del qué dirán, preguntando a la opinión pública: "si tuviesen que definir mi tendencia política, ¿cuál dirían que es?", el otro se define como "centro-ambidiestro". Uno busca pasar desapercibido en la polarización actual, para seguir bebiendo de las mieles de privados y públicos; el otro busca venderse como un enfant térrible que no deja títere con cabeza, precisamente para ganarse el "respeto" de los "ni-nis intelectuales" (comillas justas y necesarias) .

Cada quien tiene sus maneras de afrontar el conflicto de Venezuela, y aunque yo no comparto la visión política de ninguno de ellos, la respeto. Y la respeto porque creo en la libertad individual y en el liberalismo. Y sí, es así de simple decir cuál es la opinión política de uno, sin poses ni pantallas. Sin estar prendiendo "debates" para subir las visitas al blog, para después decir que "no se puede hablar de política porque ya sale la gente a insultarme... Dios, ¿por qué a mí?". En dos platos: sin tirar la piedra y esconder la mano.


Por eso, y no porque me "peleé con Krisis", fue que dejé de escribir en panfletonegro (y es contigo, JMS). Porque si hay algo que tolero, pero no respeto, es la falta de bolas... Y si alguien es de izquierda, entonces que lo diga, y lo asuma... Pero no traten de venderse como que están por encima de izquierdas y derechas, para después estar diciendo "reaccionario", "ultraderecha" y "fascista" a cualquier cosa que les huela fó (incluso si es de izquierda, por cierto). Si para ustedes la izquierda es buena y la derecha es mala, asúmanlo sin complejos.

Para no caer en esa trampa que da el mojón mental de creerse más que los demás, decidí asumir mi ideología y escapar de las malintensidades venezolanas. Por eso este post sale nada más en mi blog y en mi perfil de Facebook (este último, no para cualquiera, por cierto).

Por eso desde esta vitrina, que ahora pueden llamar liberal sin problema alguno, pretendo seguir reflexionando y criticando incluso aquellas ideologías con las cuales comulgo, pero sin esconderme, ni hacerme el loco, ni pretender que estoy por encima de ellas. Y para obligarme a escribir, lo haré una vez a la semana, y elegí que sea miércoles para colaborar con el #miercolesliberales de Korbu y compañía.

Y si abrí con una cita, cierro con otra. De los X-Men a Gandhi: "El que quiere agradar a todos, termina por no agradar a nadie".

lunes, 16 de agosto de 2010

De Wikileaks a la Portada de El Nacional (y una propuesta constructiva)

No, esto no es una crítica al Gobierno. Si ellos quieren cometer el disparate de aplicarle la Ley de Responsabilidad en Radio y Televisión a un periódico, realmente no puedo decir que me sorprende. Lo que me ha sorprendido es la reacción de ustedes, los que leen esto, aunque si por casualidad hay alguien del gobierno leyendo, tal vez le salpica un poco la crítica.

El cuestionamiento a la portada de El Nacional que muestra la morgue de Bello Monte me ha parecido lamentable. ¿Por qué? Porque los cuestionamientos de “ética periodística” y “amarillismo”, vienen de personas que varios meses atrás publicaron, sin chistar, las imágenes de Wikileaks que mostraban cómo un grupo de reporteros eran asesinados ahí mismo, frente a nosotros.

Allí no se habló de “amarillismo” ni de “si esa era la forma”. En ese momento se tomó como una verdad absoluta, que merecía ser gritada a los cuatro vientos, sin importar su fecha de grabación, ni su crudeza. Si es para llamar la atención por la invasión de Iraq, todo es válido; pero si es para denunciar la situación de lo que ocurre en Caracas (que, por cierto, tiene más muertos por semana que Bagdad), entonces hay que pensarlo con cuidado y ponerlo en una balanza. ¡Por favor!

Ahora, no quiero que todo quede en simples críticas, por eso me animo a cerrar con una propuesta de lo que debe ser el nuevo periodismo en la Venezuela del siglo XXI. Podríamos tomar como modelo este noticiero de la BBC, o más exactamente, la parodia que hacen los comediantes David Mitchell y Robert Webb de la línea periodística de la BBC.

Como anécdota, su programa de humor se transmite en la BBC, que es del gobierno. Es decir, que el gobierno patrocina un programa de humor donde se parodia su propia línea editorial… ¡Inaceptable!

Tomen nota, (presentes y futuros) periodistas: “todo está bien la mayoría del tiempo, excepto por los pequeños intervalos en los que alguien es asesinado”.

martes, 20 de julio de 2010

Venezuela: las 5 etapas del duelo

El país se fue el demonio. Tiempo presente. Ya no más futuribles. Los indicadores económicos son claros: el PIB cae mientras el índice Gimli sube. En otras palabras, TODOS somos cada vez más pobres.
Tanto en lo político, como en lo económico y lo social, el país está completamente estancado. La posibilidad de hacer un plan de vida es completamente inexistente ante la incertidumbre. No hay estabilidad. No hay país.

Nuestro futuro está muerto. Así de simple. Pero no todo el mundo está dispuesto a llevar el duelo del país con la misma rapidez, por eso creo que es interesante llevar las clásicas cinco etapas del duelo propuestos por la doctora Elisabeth Kübler-Ross a la actual situación del país:

1) Negación

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Una de las más comunes. Desde los camaradas revolucionarios que podrían jurar bajo tortura que “todo está mejor que antes”, hasta los oposicionistas que a estas alturas creen que el gobierno no ha amasado suficiente poder que les permita hacer lo que les de la gana. También hay quienes creen que ese “lo que les de la gana” viene acompañado de una ética que en algún momento los hará reflexionar cual Darth Vader redimiéndose al final de El Retono del Jedi. O vendrá algún Deus Ex Machina a solucionar todos los problemas que afronta el país en la actualidad. En definitiva, personas que se niegan a reconocer que el país está en un atolladero.

2) Enojo

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Fase especialmente aguda en dos sectores: doñas adecas de El Cafetal, y “progresistas” que votaron por Chávez en 1998 y ahora están arrepentidos y más arrechos que cualquiera de los que votó por Salas Römer. Las primeras sienten que todo su estilo de vida se encuentra amenazado, los segundos simplemente están que explotan porque les vieron la caras de pendejos. Ambos tienen un poco de razón, aunque en lugar de hacer pagar al Gobierno, es su cuerpo el que pasa la factura por el estrés.

3) Negociación

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Quienes lograron dejar atrás sus problemas de ira, ahora se encuentran en esta nueva etapa. Se les escucha decir cosas como “si en realidad el gobierno (insertar cualquier cosa) me voy del país”, aunque la mayoría de las cosas a las que temían ya ocurrieron y siguen aquí. No les molesta tanto que RCTV salga del aire si al menos transmite por cable, luego no les molesta tanto si sale del cable si al menos sigue Globovisión, y así sucesivamente. Junto con la primera etapa, es probablemente la más popular entre la mayoría de los venezolanos.

4) Depresión

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También popular en muchos sectores de la población. Desde quienes finalmente se han quedado sin trabajo por cuestiones políticas, hasta los que trabajaron en la boca del monstruo y ahora comienzan a hablar de la “sexta república”. También están quienes, lamentablemente, han tenido alguna pérdida a causa de la inseguridad.

5) Aceptación

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La gran minoría de la población. Son quienes aceptan el rumbo que ha tomado el país, y el futuro que se está construyendo. Se les puede ver en cualquier otro país, ya residenciados y trabajando fuerte para lograr todo lo que Venezuela no les ha dado ni les dará en su tiempo de vida.

miércoles, 30 de junio de 2010

Escribiendo desde el fondo de la pirámide

En los últimos días he recordado una conversación que sostuve hacer un par de años con un conocido sobre la movida cinematográfica de Venezuela. Entre otras cosas, le comenté que veía muy difícil una mejora en un ambiente laboral como el que se vivía en Venezuela (y eso hace dos años, que la cosa no estaba tan mal). Por supuesto que veía como una posibilidad, y la sigo viendo, de que salgan obras interesantes por individualidades de ciertos cineastas lo suficientemente atrevidos como para romper esquemas y hacer producciones que resulten interesantes no sólo acá, sino también en el exterior. Pero cuando esto ocurra – le decía yo – será a pesar de instituciones como la Villa del Cine, y no gracias a ellas.

Él defendió la existencia de la Villa creando un paralelismo con Cinecittá, que para él cumplió una función importante en su momento. Y sí, mi amigo era chavista. Me pareció un poco risible que él mismo comparase a la Villa con una institución creada por Mussolini para hacer producciones claramente propagandísticas a favor de su régimen. Más risible aún resulta, para cualquiera que conozca la historia del estudio italiano, saber lo irónico del devenir de Cinecittá: se convirtió en productora de Spaghetti Westerns y lanzó la carrera de actores hyper-gringos como Clint Eastwood. Quién sabe cuál será el destino, entonces, de la infame VIlla.

Para cerrar la conversación, le dije que más allá de la semántica, había un problema más grave que era la situación económica del país, algo que había forzado (y seguiría forzando) a muchos cineastas a irse. Probablemente los más valiosos cineastas de Venezuela no están ya en el país, o no lo estarán en cuestión de cinco años. Él sonrió socarronamente y me dijo: “creo que estás mezclando cosas que no tienen nada que ver”, probablemente porque desconoce casos como el de Guillermo del Toro, cineasta que estuvo radicado en México hasta el momento en que le secuestraron un hermano. Al sol de hoy, las producciones de Del Toro por lo general dan de comer a técnicos norteamericanos o españoles, o en el mejor de los casos, mexicanos radicados en el extranjero.

Claro que este conocido, hace dos años, bebía insaciablemente de la teta de TVes. Tal vez su visión ha cambiado con el cambio de directiva, política empresarial y, sobretodo, presupuesto de la “televisora social”.

La Pirámide

La pirámide donde estoy sepultado no es una egipcia. Para que este fuese el caso, tendría que haber sido un faraón egipcio que pasase al más allá hace varios milenios. No, la Pirámide de la que hablo es esta:

maslow

Si estudiaron Comunicación, Relaciones Industriales o algo que se le parezca, probablemente están familiarizados con la Pirámide de Maslow. La teoría propone una evolución modular mediante la cual el individuo a medida que va satisfaciendo ciertas necesidades, finalmente llega hasta la autorrealización personal que le permitirá ser creativo, resolver problemas y (bajo una óptica liberal) contribuir activamente al desarrollo de la comunidad.

Esta pirámide, al igual que la mayoría de los esquemas, creo que funciona únicamente como una guía. Por ejemplo, la ausencia de trabajo puede causar falta de sueño (necesidad fisiológica), o se puede tener afiliación aún teniendo necesidad de seguridad. En todo caso, sepan que esta teoría es bien conocida por muchas empresas, que en muchos casos quieren sustituir nuestra sensación de seguridad, haciendo trampa y metiéndonos un discurso de afectividad hacia la empresa. Yo estuve al menos en dos empresas que pagaban unos sueldos de regulares a mediocres, pero que a la hora de celebraciones siempre salían con el eslogan “somos una gran familia”. Honestamente, creo que si mi apellido fuese Granier o Cuscó y en realidad fuese de alguna de esas “grandes familias” mis ingresos serían extremadamente diferentes. En todo caso, es una estrategia peligrosamente efectiva, y si no, revisen los grafitis que dicen “con hambre y desempleo, con Chávez me resteo”. Porque sí, señores de izquierda, no sólo las malvadas empresas utilizan estas tácticas, los gobiernos también.

¿A qué viene todo esto? Bueno, mi preocupación es grande, pero sin querer abarcar todo el país, me voy a remitir al sector que mejor conozco: la producción audiovisual. Cuando tanto la sociedad como las empresas ofrecen tan poca seguridad, ¿cómo se pretende que exista personal creativo, espontáneo y que pueda solucionar problemas'?

Pero esas son preguntas para los llamados “gerentes” de las empresas productoras. A mis colegas venezolanos que trabajan en los sectores creativos, les formulo la pregunta, ¿cómo hacer para mantenerse motivado en un mercado laboral cada vez más reducido, con sueldos más miserables y viviendo en un país cada día más inseguro? Y esto no es un desahogo, realmente me gustaría conocer sus opiniones.

Por cierto, he aquí una interesante teoría sobre qué nos motiva realmente:


lunes, 10 de mayo de 2010

"Antifascismo" en acción... Al estilo del siglo XXI



Ocurrió hace un par de meses en el metro de Madrid. Como bien muestra el video, el diabólico joven fascista está sentado en su silla sin hacer nada, cuando nuestro amigo progresista y de izquierda llega y, sin mediar palabra, comienza a caerle a patadas al derechista. Sé que es complicado de entender para todos los "progresistas" que tienen la compleja capacidad de raciocinio y discernimiento para llegar a la conclusión de que todo lo que es derecha es malo y todo lo que es izquierda es bueno, pero así ocurrió.

Aunque sea esto normal de esperar, especialmente en un momento histórico donde ser de izquierda es cool, no deja de sorprenderme que se siga demonizando a la derecha como la culpable de todo. El nervio semántico de los "intelectuales progresistas" los lleva a llamar ultraderechista y fascista a todo aquel que golpea y atropella a quien disiente... ¿Qué hacer en este caso donde quien se define como "izquierdista" es quien golpea al "ultraderechista" que aguanta su coñaza sin buscar agredir?

¿Por qué cuando los miembros del Partido Socialista Unido de Venezuela aprueban leyes coercitivas y retrógradas, pasan a llamarlos "ultraderechistas"? ¿Acaso no existe una "ultraizquierda" donde colocar a los fundamentalistas del socialismo y comunismo que no tienen escrúpulos en destruir al individuo para construir un modelo ideológico? En fin, ¿hasta cuándo van a aseguir llamando "de derechas" a todos los gobiernos nefastos, incluídos aquellos que tienen prácticas socialistas y se autodefinen como "de izquierdas"?

lunes, 4 de enero de 2010

Y comenzó el 2010 (con un toque de queda implícito)

A partir del 2 de enero los Centro Comerciales deben cerrar sus puertas a las 9 p.m. Hablar de esta medida como una forma de "ahorrar energía" es un pésimo chiste, considerando que estos establecimientos no consumen ni el 5% de la electricidad a nivel nacional. Cualquier persona que trabaje en Corpoelec lo sabe, así como también sabe que cerca del 30% de la electricidad va a parar a viviendas ilegales que ni si quiera pagan por el servicio. Así es como están las cosas: las empresas de comercio y servicios (acaso las pocas que siguen movilizando la economía nacional y generando empleo) son castigadas obligando a reducir sus horarios de trabajo, mientras que los sectores parasitarios de nuestro país siguen siendo intocables. Por esto y mucho más, no sorprende que la economía venezolana haya registrado un decrecimiento en el 2009.

Las tiendas y comercios serán tal vez los menos afectados por la medida, puesto que sus horarios suelen llegar precisamente hasta las 9 de la noche. Quienes en realidad verán mermada su rentabilidad son los principales proveedores de entretenimiento: locales nocturnos y salas de cine y teatro. Y si la mayoría de estos establecimientos se encuentra en Centros Comerciales es por una razón: brindan mayor seguridad que otro tipo de locales al aire libre. No en balde la gran mayoría de las salas de cine y teatro se han acogido al formato Multiplex y se encuentran dentro de los colosos comerciales para venderse como parte de un combo que incluye otros servicios. El ataque no es a los Centros Comerciales ni a sus dueños. No creo que Salomón Cohén deje de dormir esta noche por ese decreto, pero quienes ven mermada su posibilidad de entretenimiento sí.

Vivimos en un Estado que no combate la delincuencia, eso es evidente. Ya sea por complacencia o negligencia, las cifras de inseguridad han colocado a Caracas como la tercera ciudad más peligrosa del mundo, sólo detrás de Ciudad Juárez y Nueva Orléans. Y mientras la tasa de homicidios se incrementaba en Caracas durante el mes de dociembre, ¿qué hacía la Policía Metropolitana? Secuestrar a un ganadero que está en huelga de hambre.

Uno pensaría que un estado que no ha tenido éxito en combatir la delincuencia, ni controlar la caída económica al menos permitiría que la gente pueda salir a olvidar esos problemas tomándose unos tragos o viendo alguna película u obra de teatro. ¿Por qué entonces se va en la dirección contraria? ¿Acaso se busca implementar un toque de queda implícito donde todos deberíamos estar en nuestras casas cuando anochece? No había pan... ¿y ahora tampoco hay circo? ¡Feliz 2010!