lunes, 24 de diciembre de 2007

Feliz “Sol Invictus”

¿Alguna vez se han sentado a reflexionar sobre qué se celebra hoy? Claro que desde pequeños hemos sido programados para celebrar “la llegada del niño Jesús”, o “San Nicolás”… Quienes realmente están comprometidos con el cristianismo celebran el nacimiento de Jesús; sin embargo, quienes además de profesar una religión ejercemos la autocrítica nos preguntamos… ¿En qué parte de la Biblia dice que Jesús nació un 25 de diciembre? La respuesta es: en ninguna parte.

No hay ninguna evidencia histórica de que Jesús haya nacido un 25 de diciembre. Pero lo que sí nos dice la historia es que los romanos, justo antes de su conversión al cristianismo, celebraban del 22 al 25 de diciembre de cada año el nacimiento del Deus Sol Invictus, o el Dios Sol Inconquistado…

¿Qué es el Dios Sol?
Originalmente el festival se llamaba simplemente Dies Natalis Solis Invicti, o “el nacimiento del sol inconquistado”; pero el emperador Heliogábalo, de origen sirio, implantó una serie de medidas para que los romanos adoraran a la deidad Baal. Luego, esta misma fecha fue aprovechada por los seguidores del mitraísmo para adorar al dios Mitra. Todo esto dentro de ese gigantesco pasticho cultural llamado Imperio Romano.

¿Por qué se celebra ese día?
Principalmente porque los romanos mantenían que el solsticio de invierno era cada 24 de diciembre (según ellos, el día más corto del año). Ese día el sol “moría” sólo para resucitar al día siguiente: el 25 de diciembre.

¿Cómo llegó al cristianismo?
Cuando aparece en escena Constantino (el llamado “primer emperador cristiano”), el mitraísmo estaba muy difundido en Roma. Además, una de las festividades favoritas del pueblo era la Saturnalia, que se celebraba del 17 al 23 de diciembre y que incluía fiestas, banquetes e intercambio de regalos (¿les suena familiar?). El hecho es que Constantino se convirtió al cristianismo, realizó el Concilio de Nicea (de donde deriva el Credo Niceno, base fundamental del Catolicismo y de muchas corrientes del cristianismo); sin embargo, a pesar de la campaña llevada a cabo por el emperador, gran parte de la ciudad siguió manteniendo estas tradiciones.

Para echarle más leña al fuego, hay que recordar que la mayoría de los cristianos mantenían el sábado (último de la semana) como día de adoración del señor, como parte de la herencia judía. Por alguna razón bastante debatida, Constantino cambió este día al domingo, que para ese momento se llamaba solis (el primer día de la semana, de adoración al sol, contrario a lo que mandan las escrituras cristianas de guardar el último día). Teodosio, conciente del malestar que esto causaba entre los cristianos, le cambió el nombre al día y pasó a llamarlo dominicus o “día de adoración al señor”. Este decreto no llegó a los confines más norteños del Imperio Romano, cerca de Bretaña… Por esta razón, en inglés este día se sigue llamando sunday (día del sol).

¿Entonces, celebramos la llegada del Dios Sol?
Pues, la verdad no soy ninguna autoridad religiosa para dar respuesta a esa pregunta; ahora bien, si juzgamos por imágenes como esta…


…pues, verdaderamente habría que preguntarse si en vez de decir Feliz Navidad, mejor decimos…

¡Feliz Deus Sol Invictus!

domingo, 23 de diciembre de 2007

Thinking Blogger Award

En una especie de regalo navideño anticipado, Nessita le dio a este blog el premio Thinking Blogger Award.

Para mantener el protocolo, hay que seguir tres pasos:

1) Colocar un post enlazando a cinco otros blogs que me hagan pensar:


2) Colocar un enlace a la página original de los premios: aquí.

3) Exhibir orgullosamente mi Thinking Blogger Award:



¡Gracias a Nessita y a todos los que leen el blog! =)

sábado, 15 de diciembre de 2007

Incoherencias bolivarianas II: “la oposición apátrida”

Mucho hemos escuchado este término quienes vivimos en Venezuela. La oposición venezolana siempre ha sido clasificada como golpista, fascista, apátrida y pare usted de contar. Lo interesante es que hoy leía wikipedia y me encontré con esta definición:


“Según la Convención sobre el estatuto de los apátridas de las Naciones Unidas de Nueva York del 28 de septiembre de 1954, un apátrida es cualquier persona a la que ningún Estado considera destinatario de la aplicación de su legislación.

Esto puede ser debido a que la persona:

* Poseía la nacionalidad de un Estado que ha desaparecido, no creándose en su lugar ningún Estado sucesor.
* Ha perdido la nacionalidad por decisión gubernamental.
* Pertenece a alguna minoría étnica o de otra índole a la cual el gobierno del estado donde ha nacido le deniega el derecho a la nacionalidad. Por ejemplo, los refugiados.
* Ha nacido en territorios disputados por más de un país: por ejemplo, los beduinos.
* Una combinación de los dos motivos: por ejemplo, los kurdos, viven entre dos estados y ambos les niegan la nacionalidad propia.”


En resumen, un apátrida no es alguien que no quiere tener una nacionalidad, sino alguien a quien se le niega. Entonces, ¿tenemos una oposición apátrida?

jueves, 13 de diciembre de 2007

El verdadero saqueo

Gran parte de la opinión pública nacional (y diría yo, hasta continental) maneja la creencia de que la diferencia entre los países “desarrollados” y los países “en vías de desarrollo” tiene su causa en que los primeros saquean los recursos de los segundos. Yo creo que es verdad. Lo que en mi opinión merece una profunda reflexión es precisamente el apartado referido a los “recursos”.

En pleno comienzo del siglo 21, la mayoría del planeta ha dejado atrás conceptos como el mercantilismo para dar paso a la sociedad del conocimiento. Este concepto, que da preponderancia al capital humano como el recurso más valioso que tiene un país, parece darle cierto espacio humanista al tradicional enfoque tecnócrata del capitalismo.

Yo creo que este nuevo tipo de pensamiento tiene bastante razón, y para ello me remito al caso particular de Japón. Es una de de las economías más poderosas del mundo (incluso forma parte del G8), y se encuentra en una pequeña isla que apenas y tiene riquezas naturales. De todos los miembros del G8, Japón es probablemente el país con menor cantidad de superficie dedicada a la agricultura, y sin embargo es uno de los que más produce. ¿La razón? Tecnología de punta. Es así como el principal recurso de Japón no es el aluminio, ni el cobre, ni el petróleo, y ni si quiera el suelo fértil. Su recurso más preciado es su población; es decir, los japoneses... y de ésos sí que tienen bastantes.



En nuestro país, lamentablemente las elites económicas y políticas siguen dándole un enfoque bastante mercantilista al tema de los recursos. Nos meten entre ceja y ceja que somos un país rico porque tenemos petróleo, como si eso fuese el recurso más importante de nuestro país. Caso a estudiar, el paro petrolero del año 2002, cuando en represalia por este paro político fueron despedidos millares de trabajadores del sector. Contrario a las aspiraciones vengativas de la medida, muchos de ellos se encuentran en mejores condiciones laborales, trabajando en petroleras de otras latitudes y ayudando al desarrollo de otros países.

Cuando yo pienso que las grandes potencias del mundo saquean nuestro recurso más preciado, no me refiero ni al petróleo, ni al aluminio ni a nuestra selva amazónica. Las grandes potencias nos están quitando todo nuestro personal calificado, en gran parte por el conformismo de unas empresas a las que no les interesa invertir más en el bienestar de sus trabajadores, y en parte por un gobierno que promueve el éxodo de cualquiera que no proclame el eslogan de “patria, socialismo y muerte”.

Mientras siga el enfrentamiento político, la inseguridad y el desempleo, probablemente muchos venezolanos calificados decidirán emigrar, y países como Canadá y Australia seguirán haciendo su agosto llevándose a nuestra población calificada. No nos extrañe entonces que la brecha entre los países ricos y pobres siga creciendo, puesto que los países grandes se llevan a nuestro recurso más preciado: los venezolanos.

lunes, 10 de diciembre de 2007

Sobre la violencia "justificada"

Mirada Global es una de mis revistas electrónicas favoritas. Es una publicación coordinada por la Compañía de Jesús, que resume artículos publicados en algunas de sus principales revistas en Iberoamérica. El abanico de temas incluye religión, política, economía y medios de comunicación… Todos temas de mi interés. Además, contiene una importante diversidad de enfoques y puntos de vista, con los cuales uno puede o no estar de acuerdo. La presenta entrada es, precisamente, para refutar este artículo de Víctor de Currea-Lugo.

Si pueden échenle un vistazo al enlace anterior y después siguen leyendo. Si de una vez quieren leer mi opinión al respecto, me permito decir que el artículo anterior me parece uno de los escritos más resentidos e ingenuos que he leído en mucho tiempo.

El pacifismo no es algo chévere o una moda. El pacifismo es una eterna búsqueda de armonía, conciliación y tolerancia entre los puntos de vista. Tal vez un ideal, ciertamente; pero creer que con un ejército se va a lograr aplastar a una disidencia y eventualmente todo el mundo va a pensar igual que el bando ganador, es también un ideal. Cuál de los dos es más inverosímil es una cuestión de ideología.

Más allá de que el artículo destila anti-uribismo a rabiar, lo más insólito para mí es un incomprensible e injustificado ataque a la figura de Mohandas Ghandi:

“Y luego me dirán que por ejemplo Gandhi logró la independencia con la paz. Pero, ¿cuál independencia? India hoy es un país podrido en la hambruna, la desigualdad y las castas; además el mismo Gandhi usó tropas contra los portugueses en Goa, y apoyó la lucha armada contra Hitler”

Tal vez este señor no sabe que en la actualidad la India representa uno de los crecimientos económicos más vertiginosos del mundo, y que amenaza con sobrepasar a la potencia china incluso antes de que éstos puedan considerarse una potencia económica mundial. Claro que esto, más allá de la independencia, se debe a ciertas políticas económicas gubernamentales de las cuales hablaremos en otras entradas.

Ahora, ¿qué es lo que quiere decir este señor? ¿Qué si la India hubiese librado una lucha armada contra Inglaterra estaría mejor económicamente? ¿O tal vez quiere decir que si todavía fuesen una Colonia Británica estarían en mejores condiciones? Ambas teorías resultan, por lo menos, bastante aventuradas.

Más adelante en el mismo artículo quizás hay indicios de la respuesta, cuando el individuo dice:

“En mi postura, las guerras que son guerras per se (guerras metodológicas), las guerras que no respetan a los que no participan de ellas, como es el caso de los civiles, las guerras cuyos fines no son justos, pues son guerras que no respaldo.”

Desde mi humilde punto de vista, este párrafo revela un nivel de ingenuidad y arrogancia que vale la pena discutir. La ingenuidad de decir “la guerra cuyos fines no son justos” se revela con una sola pregunta: ¿cuáles fines de la guerra son justos? ¿Acaso cree este señor que cualquier gobierno o pueblo que se embarga en una guerra no está completamente convencido de que sus fines son “justos”? ¿Acaso los gobiernos norteamericanos que han utilizado la guerra como motor económico no creen que esto está completamente justificado desde un punto de vista económico? ¿O los fundamentalistas islámicos que dicen que hay que hacer una intifada contra occidente y los “no creyentes” no ven una perfecta justificación religiosa? ¿Qué pueblo o soldado del mundo dice: “bueno, esta guerra es sumamente injusta… pero igual hay que pelearla”? Probablemente, nadie… Eso en cuanto a la ingenuidad.

En cuanto a la arrogancia sólo habría que preguntarle a este individuo si él cree que lo que para él es “justo” para todos los pueblos del mundo debería ser igual.

Creo que ya he puesto demasiadas citas del tal Currea-Lugo, así que me permitiré cerrar con una cita de un individuo que sí merece mi admiración: “No hay camino para la paz. La paz es el camino”. – Mohandas Gandhi.

jueves, 6 de diciembre de 2007

'30 Rock' o la autocrítica necesaria

En un momento en el cual las series de humor norteamericanas parecen pasar por su peor momento en décadas, 30 Rock se alza como una de las mejores opciones para hacer reír. La serie creada por Tina Fey (me mata esta mujer) cuenta con muchas razones para sacarle más de una carcajada a los espectadores: desde unos guiones tan fumados como Los Simpson, hasta una actuación de Alec Baldwin que le ha merecido el Globo de Oro.

En mi experiencia personal escribí durante cuatro años en un programa de humor y lidié con caprichos de ejecutivos y actores. La verdad, tengo muchas razones para sentir empatía con el personaje de Liz Lemon (Tina Fey [que insisto que me encanta]), pero lo que verdaderamente me sorprende de esta serie es que critique tan duramente a la NBC norteamericana… ¡siendo una producción de la propia NBC!

En el primer capítulo se critica que la General Electric, al comprar la NBC, movió el alto cuadro gerencial e introdujo a un vicepresidente de programación (Alec Baldwin) que lo único que sabía era hacer hornos microondas. En otros capítulos se critica cómo esta corporación es capaz de vender un producto que no funciona, simplemente colocándole la foto de un actor para que venda… E incluso en un momento cuando se manejó la posibilidad de una lluvia de demandas en contra, Jack Donaghy (Baldwin) ofreció la solución de vender el producto en un país donde no se respetaran mucho las leyes. "¿Qué te parece Venezuela?" Le preguntó éste al personaje de Tracy Morgan.

La cumbre llegó en el capítulo de esta semana cuando se presentó que todo el asunto del “cambio climático” era aprovechado por G.E. como una moda para vender productos más caros. Al final del episodio, en medio de una pelea corporativa, un globo terráqueo que formaba parte de la escenografía procede a quemarse en un accidente, mientras Liz Lemon grita: “Se dañó esta Tierra. ¿Tenemos una de repuesto?”.

El nivel de autocrítica que se presenta en esta serie no sólo alcanza a la NBC, sino a toda la sociedad norteamericana en general. ¿Será simplemente para causar al público la catarsis? ¿O será para neutralizar cualquier crítica de terceros ante la autocrítica que ellos mismos se aplican? Tal vez lo importante no es encontrar respuesta a estas preguntas, sino sentir que la clase empresarial gringa tiene claro cuáles son sus fallas y habla de ellas en voz alta, ejerciendo un nivel de autocrítica que ni sus más terribles detractores harían.

Lo más importante: la autocrítica habla de un nivel de madurez. Creo que en Venezuela diversos canales de TV, y tanto la clase política como la empresarial deberían empezar a tomar nota.

domingo, 2 de diciembre de 2007

La importancia de soñar

De chamo me gustaba bastante el animé japonés Mazinger Z. Lo veía casi todas las tardes probablemente en 1985, cuando tenía unos cinco años. Me sorprendió; sin embargo, descubrir recientemente que esta serie fue emitida en Japón apenas hacia el año 1972. Y no es que me sorprenda que llegase a Venezuela con más de diez años de retraso, (algo bastante común en aquella época en que no existían los canales por suscripción); la verdadera sorpresa me llegó porque Japón en esa época todavía no era una potencia tecnológica. ¿Por qué estaban haciendo series animadas sobre robots gigantes?

Cuando uno lee la historia de Japón, se encuentra con un país que quedó completamente devastado después de la Segunda Guerra Mundial, y profundamente atormentado por los bombardeos atómicos que propició Estados Unidos en Hiroshima y Nagasaki. Después vino un período de ocupación por parte de los aliados, hasta que finalmente hacia principios de la década de 1950 Japón volvió a ganar su soberanía. Fue entre este año y 1980 que ocurrió lo que los analistas e historiadores llaman el “milagro económico”, que consistió básicamente en un rápido crecimiento económico del país nipón.

Uno de los pilares de la economía del país asiático era la manufactura, la cual comenzó a desarrollarse inicialmente a partir de la transferencia de tecnología europea y norteamericana. No sería hasta la década de los 80’s que los japoneses finalmente comenzaran a erguirse como una potencia que estaba a la vanguardia de las más modernas investigaciones tecnológicas. Entonces, ¿por qué hacía diez años que Go Nagai se fumó esa lumpia de un robot gigante que salvaba Japón?

Si bien podríamos ponernos intensos a la hora de analizar cuál es la raíz mítica asiática que da lugar al arquetipo del robot gigante, creemos más provechoso enfocar la reflexión en otro sentido. ¿Fue un Japón sumamente moderno y tecnológico lo que influenció la aparición del género mecha? ¿O acaso no sería al revés, y fue la aparición de este género fantástico lo que poco a poco fue calando en el imaginario colectivo japonés lo que los hizo verse a sí mismos como un país que podría llegar a convertirse en la punta de lanza de la tecnología mundial? Tal vez, la realidad es que fueron ambas. Hoy Japón es un país que produce robots tanto en la ficción como en la realidad. Muy probablemente una nutre a la otra, y tratar de averiguar cuál fue la primigenia sería volver al cuento del huevo o la gallina.

Hago esta reflexión porque me preocupe, sinceramente, qué clase de cine, telenovelas y productos culturales hacemos los latinoamericanos. ¿Cómo nos vemos reflejados? ¿Qué clase de ciudadanos somos en nuestras historias de ficción? ¿Por qué siempre nos escudamos diciendo que “mostramos la realidad”? Creo que la calle que comunica a la realidad con la ficción es doble vía. A veces tenemos que permitirnos soñar un poco en la ficción para darnos esperanza en la realidad. Como dice la canción de Aerosmith: “sigue soñando hasta que tus sueños se hagan realidad”.

sábado, 1 de diciembre de 2007

El concepto de “pueblo”

A principios de este año tuve la oportunidad de trabajar en un documental sobre el pésaj o pascua judía. Sentado en la sala de edición, revisé y escuché cantidad de entrevistas a rabinos y autoridades religiosas judaicas. En medio de tantas frases, hubo una del rabino Pynchas Brener que todavía recuerdo con claridad: se refería al éxodo del pueblo judío al salir de Egipto, y cómo el vagar por el desierto los ayudó a construir el concepto de pueblo, y luego dijo “cuando los judíos dijimos: tu alegría es mi alegría, y tu dolor es mi dolor”.

La frase parece casi un cliché, pero creo que dentro de esa sencillez está muy bien definido el concepto verdadero de pueblo. Escribo esto en un momento en el cual Venezuela pareciera estar dividida en dos; dos mitades tan enemistadas que una se alegra con el dolor de la otra. El concepto de “pueblo” pareciera haberse perdido, en un momento en el cual un grupo de venezolanos sólo piensan en pasarle por encima a todo el que piensa diferente. Ahora existe un concepto abstracto de “pueblo” que sirve para justificar cualquier cosa. Así como en el pasado los estados religiosos justificaban cualquier acción inhumana amparados en la “voluntad de Dios”, los estados políticos de la actualidad lo hacen amparados en la “voluntad del pueblo”, un concepto ambiguo, abstracto y muy fácil de manipular.

Mañana será un día difícil para el país. Probablemente unos celebrarán y otros tendrán dolor. Ojalá los que celebren, no lo hagan para jactarse del dolor de otros. Después de todo, se supone que formamos parte de un mismo “pueblo”.

lunes, 26 de noviembre de 2007

Miedo: el arma más poderosa

La guerra de las galaxias, Episodio I: La amenaza fantasma, me pareció una película decepcionante cuando la vi, tal vez por las exacerbadas expectativas que generó en su momento. Sin embargo, hubo una frase que me marcó desde que la vi en el tráiler de la cinta, y es el momento filosófico en el cual el maestro Yoda, ante la insolencia de Anakin Skywalker, le dice una frase que es en realidad una lección de vida: “el miedo conduce a la rabia; la rabia conduce al odio; y el odio conduce al sufrimiento”.

Si tomamos esta trilogía de la Guerra de las Galaxias (Episodios I, II y III) y le quitamos todo ese fetiche generado por computadora que tiene su máxima expresión en Jar Jar Binks, nos queda la historia de Anakin Skywalker. Pero si vamos un poco más allá y analizamos las acciones del “Senador Palpatine” nos quedamos con una crónica política aplicable casi a cualquier gobierno de occidente en la actualidad: cómo alguien utiliza el miedo para apoderarse de los ciudadanos.

En el Episodio I Palpatine se aprovecha del miedo que tiene la Reina Amidala de no poder salvar a su pueblo. Le dice que la República Galáctica se ha convertido en un sistema corrupto, y que la única forma de salvar a su pueblo es aprobando un voto de censura contra Vallorum. Varias peleas de sables láser después, Palpatine asume como Canciller. En el Episodio II, se habla de una amenaza separatista, que sólo puede ser contrarrestada con la creación de un “Gran Ejército de la República”. Varias batalles espaciales después, el miedo se apodera del senado, así que se aprueba la creación del ejército. Finalmente en el Episodio III, ante la creciente amenaza del ejército separatista, Palpatine logra convencer la República de que la única forma de ganar es que le den poderes absolutos para gobernar la Galaxia. Utilizando el miedo de los senadores ante esta “amenaza separatista” (que, como bien sabemos, es controlada por él) se aprueba la moción que le da todos los poderes absolutos y lo convierten en Emperador. Ante el aplauso de los senadores, la senadora Padmé mira a su alrededor y sólo alcanza a decir: “así es como muere la libertad, con un aplauso estruendoso”.

Ojalá todo este asunto de la manipulación del miedo se limitara a algo que ocurrió hace mucho tiempo en una galaxia muy, muy lejana… Sin embargo, seguimos teniendo ejemplos de la utilización del miedo en nuestro día a día. En el 2004, una “casual” aparición de Osama Bin Laden en la TV norteamericana le dio el último impulso a Bush para que lograse ganarle (por muy poco) las elecciones presidenciales al demócrata John Kerry. El terrorismo fundamentalista islámico es sólo el más reciente de una larga lista de “enemigos” que han poblado la psique norteamericana, desde los nazis a los comunistas, pasando por el “imperialismo económico” japonés de la década de los 80. Sólo las grandes corporaciones y el ejército de “marines” los protegen del malvado sistema socialista y la jihad islámica perpetua.

Precisamente en la antípoda ideológica (porque en los métodos son iguales) se encuentra la izquierda latinoamericana que ve en los Estados Unidos a la encarnación de la amenaza absoluta. El mensaje anti-norteamericano es muy simple: su ejército malvado y sus corporaciones imperialistas nos van a invadir en cualquier momento, y por esta razón es necesario un gobierno fuerte lleno de milicias dispuestas a dar la vida por el líder único, quien es el gran muro de contención para protegernos de esta “amenaza fantasma”. En el lado de los no-alineados con el socialismo, la gran amenaza es precisamente este Estado todopoderoso que los va a borrar del mapa, como si jamás hubiesen existido.

El miedo es un arma poderosa, pues cuando uno logra que quien lo tenga es el otro, uno está en control. El asaltante que tiene el arma puede darse el lujo de pensar, mientras el asaltado tiene la mente ocupada en generar pavor. Es importante no dejarse manipular por el miedo, porque sólo en paz y con la mente en claro se pueden tomar las decisiones correctas. Caer en el miedo, como dice Yoda, es darle paso a la rabia, después al odio y finalmente, al sufrimiento.

domingo, 25 de noviembre de 2007

Incoherencias bolivarianas I: “hijitos de papá y mamá”

Nací y crecí en San Bernardino, cerca de la Quinta Anauco. Siempre me pareció sumamente curioso vivir tan cerca de la casa de Bolívar. Luego, un día caminando cerca de mi colegio, en San Bernardino arriba, descubrí que había otra casa de Bolívar por allá. Y después, casi me caigo para atrás como Condorito cuando me dijeron que la “Casa Natal del Libertador” era otra. ¿Cuántas casas tenía Bolívar?

Es importante hacerse esta pregunta, aunque parezca tonta, en un momento cuando se busca deslegitimar el movimiento estudiantil porque son “hijos de papá y mamá”; especialmente cuando quien lo hace se llama a sí mismo “bolivariano”. Bolívar, Sucre, Bello, Urdaneta… todos eran “hijos de papá y mamá”. Tal vez uno de los pocos próceres de origen humilde, Pedro Camejo (mejor conocido como “Negro Primero”), tiene rabo de paja, pues cuando comenzó la guerra independentista combatió a favor de los realistas. Lejos de juzgarlo por esta decisión, creo que sería interesante pensar qué clase de “joyitas” eran los mantuanos de la época para que el tipo prefiriese combatir a favor del rey.

Algo a tomar en cuenta también: el “hijo de papá y mamá” llamado Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios y Blanco, a pesar de que fue presidente de Venezuela durante dos años y de la Gran Colombia cerca de 11, jamás abolió la esclavitud. Esto ocurrió apenas 24 años después de su muerte, durante la presidencia de José Gregorio Monagas. Un poco curioso, considerando que la prioridad de la guerra era la lograr la “libertad”. Habría que preguntarse, ¿libertad para quién? Tal vez igual que ahora que se enarbola la bandera de igualdad, pero… ¿igualdad para quién?

Cabe destacar que el propósito de este escrito no es justificar el movimiento estudiantil actual ni atacar a Bolívar, simplemente llamar la atención sobre el hecho que los “hijos de papá y mamá” de hace 200 años son los héroes, mientras los de hoy en día son los villanos. ¿Por qué?

Podríamos tener una clave al estudiar uno de los principales modelos de los “bolivarianos”: Ezequiel Zamora, hombre que proclamó el “odio a los godos”. Cuando se parte del odio hacia todo aquel que haya tenido acceso a la educación, no es difícil entender que Martín Espinoza, uno de los soldados de Zamora, viera como enemigo de la nación a todo aquel blanco que supiera leer y escribir. Lo verdaderamente difícil de entender es cómo se pretendía hacer un mejor país exterminando a todo aquel que no fuera analfabeta. Cabe darle el beneficio de la duda, porque viendo el presente, creo que el resultado no habría sido tan distinto.

jueves, 22 de noviembre de 2007

La campaña socialista

Hace más o menos 6 años tuve la oportunidad de hacer una pasantía en RCTV. El primer mes completo lo pasé en el archivo del canal revisando material viejo y clasificándolo, pues se suponía que la planta iba a comenzar a transmitir un programa tipo “retro” con material de archivo. Eso nunca ocurrió.

Lo interesante de esta experiencia personal es que, entre muchos capítulos de Popylandia y algunos de Sonoclips, pude ver emisiones de El Observador de 1983. Me sorprendió ver que el contenido no ha variado mucho en todos estos años, a pesar de todo lo que ha cambiado el país. Igual se abría el programa con la sección de sucesos hablando del terrible número de muertos en Caracas por semana; igual se trataban algunos problemas de vivienda, inflación e inseguridad… Y a pesar de que eran otros tiempos, el mensaje que daba el canal es el mismo de hoy: ¡el gobierno tiene que hacer algo!

Por esta razón, no me sorprende para nada el hecho que hoy por hoy un grupo importante de venezolanos crea en el socialismo, y en un Estado omnipresente como la única respuesta a todos los problemas. Después de todo, es el único mensaje que han emitido nuestros noticieros por los menos por los últimos veinte años. Incluso hoy es fácil reconocer la línea editorial de un canal en base a esto: los oficialistas dicen todas las maravillas que ha hecho el gobierno, mientras los opositores destacan todos los problemas que el gobierno no resuelve. El mensaje al final es el mismo: el gobierno tiene que hacerlo todo.

El caso de la inseguridad me parece el renglón más bochornoso y lamentable. En este apartado, lo único que está en manos del gobierno es reprimir y esto no elimina el problema de raíz; tal vez más educación y justicia social darían mejores resultados. Si en este apartado usted piensa “es que la educación y justicia social son responsabilidad del gobierno”, me estará dando la razón.

Si estuviéramos en un sistema verdaderamente capitalista o de economía mixta, ¿no deberíamos culpar de la pobreza al gobierno Y a las empresas y corporaciones privadas? Sí, especialmente porque la misión de la empresa privada en cualquier economía de mercado no sólo es hacer plata, sino también generar bienestar entre los habitantes del país. Las empresas de este país durante décadas evadieron esta responsabilidad, endosándosela exclusivamente al gobierno, ¿verdaderamente están sorprendidos con la llegada del socialismo?

miércoles, 21 de noviembre de 2007

Otro blog más... y con este nombre

Finalmente ocurrió, escribí mi blog. Después de mucho tiempo pensándolo (tal vez demasiado) decidí finalmente plasmar en este pequeño punto de Internet todos mis pensamientos con respecto a muchas cosas. En el fondo, creo que no había escrito porque me parecía que las apreciaciones de un simple ciudadano de a pie no necesariamente son valiosas, pero creo que esto no lo decido yo, sino ustedes. Cualquiera que lea este blog, y el contenido aquí escrito decidirá si algo le parece interesante o no.

Con respecto al nombre, es evidentemente una referencia a los trabajos de Isaac Asimov y Philip K. Dick. Debo admitir vergonzosamente que todavía no he leído sus trabajos de primera mano, sino que he visto adaptaciones cinematográficas de los mismos. Sin embargo, hay algo importantísimo en estos trabajos, y es cómo toman conceptos cotidianos y lo transforman en algo complejo y novedoso que nos enseña una lección sobre humanidad.

Los seres humanos a veces nos comportamos como robots. Las creencias (ideológicas o religiosas) funcionan como un programa que nos enseña cómo pensar y reaccionar ante determinados estímulos. ¿Será posible que dejemos de lado esas instrucciones para darnos el tiempo y espacio para reflexionar?