lunes, 11 de febrero de 2008

Brevísimo ensayo sobre la razón

A pesar de nuestras innumerables diferencias, los seres humanos también tenemos características comunes. Son casi leyes. Pareciera que vienen impresas en nuestro código genético. Una de esas características, tal vez la más generalizada, es que siempre nos quejamos de “no tener suficiente (inserte cualquier cosa)”.

Algunos nos quejamos por no tener dinero, o porque no tenemos suficientes oportunidades para surgir. Otros se quejan de que tienen dinero, pero entonces no tienen suficiente amor. Algunas mujeres se quejan de no tener suficientes senos y se los operan. Otras de que no tienen cadera. Otras de que no tienen el cabello lo suficientemente liso, otras de que no lo tienen lo suficientemente crespo.

Los hombres se quejan de no tener a alguien con quien pasar su vida. Cuando la consiguen entonces se quejan de no tener suficiente libertad. Si esta persona le da libertades, entonces se quejan de que no los cela lo suficiente… Uno siempre va a creer que la vida, Dios o lo que sea le dio a los demás más de lo que le dio a uno. Se tenga lo que se tenga, uno siente que no es suficiente y va a querer más, más… ¡MÁS!

Pero hay una excepción a esto: la razón.

Sí, la razón. Después de todo, ¿alguna vez han escuchado a alguien decir que le gustaría tener más “la razón”? No. Si alguno ha participado en una discusión (y esto es muy frecuente) verán que cada quien está convencido de tener suficiente razón.

Es la única cualidad que, al parecer, Dios nos repartió de forma equitativa. Aunque cada uno de nosotros no cree que esté prorrateado en dosis iguales; por el contrario, cada quien está convencido de que la monopoliza, y por tanto tiene más razón que los demás.

Lo peor es que, no importa cuanto tengamos, no queremos compartir. De hecho, cuando se trata de la razón, somos particularmente egoístas. Si bien por estas fechas son muy pocas las personas que comparten su dinero, por lo menos hay muchos avaros que se sienten mal cuando ven a personas en la calle. En el fondo, por más desalmados que sean, les da un poco de lástima.

Pero, ¿qué hacemos nosotros cuando vemos a alguien que no tiene “la razón”? Entonces nos burlamos de él, y hasta podemos llegar a ridiculizarlo en una discusión. O hasta hay “atracadores”. Sí. Son esos que en plena discusión, cuando sienten que la otra persona puede tener más razón que ellos, entonces se van a las manos y cree que se la quitan. Creen, insisto.

Definitivamente, si uno de los principales problemas del mundo es la pobreza en cuanto a recursos, otro problema gravísimo es la excesiva riqueza de razón. El que todo el mundo crea que tiene tanta es algo muy peligroso. Tanto en lo religioso como en lo político, se han desatado guerras porque cada creyente o militante cree que tiene la razón, y no aceptan que nadie les diga que no la tiene.

Muy probablemente el mundo sería un lugar mejor si no todos creyéramos que tenemos siempre la razón. Y en esto no pueden negar que tengo la razón =).

3 comentarios:

tusitala dijo...

Buenísimo su ensayo. Me he reído mucho y al final, coincido en que tiene razón. ¿Compartirá con los demás, o le basta con compartir su sabiduría?

Un beso.

Unknown dijo...

Jajaja... ¿Te doy la razón por darme la razón?

Gracias por tu respuesta, Tusitala... Con lo loco que está el mundo, lo único que nos queda es reir un poco y tratar de hacer reir a los demás en el proceso.

Al final tal vez la razón la tenemos todos y ninguno.

Un beso.

charlesstone25 dijo...

Muy Kaufmanciano tu ensayo: Harold. Y por ello, divertido. Al final terminas como Ourobouros, comiéndote la cola.

El truco, a mi modo de verlo, es creer con firmeza en tus propias convicciones Y A LA VEZ saber que puedes estar equivocado.