Ciertamente las artes y la recreación, como industria, pueden ser algo espantoso. Si bien la recreación privada no me parece algo tan perverso como la educación privada o la salud privada, sí me parece importantísimo que existan iniciativas artísticas en espacios públicos que mejoren la calidad de vida del ciudadano, independientemente de si puede pagarlas o no.
En Venezuela hay muchas iniciativas de este tipo, y lo que es mejor, cada vez hay más. Desde las obras en espacios abiertos del Festival Internacional de Teatro de Caracas, hasta diversos espectáculos que ofrecen las diversas alcaldías, cada vez van mejorando la variada oferta cultural caraqueña. Pero no todo es color de rosa.
Hace un par de semanas hice el intento de asistir a un performance en la Sala Experimental del Museo de Bellas Artes. La representación estaba pautada para las cinco de la tarde, y llegamos a esa hora y de forma puntual. Luego de esperar durante más de madia hora finalmente se monta un grupo de música… ¡a probar sonido! Llámenme loco, pero… ¿Esta prueba de sonido no se debió haber realizado ANTES de la hora en la que estaba convocado el público? Lo verdaderamente insólito es que esperamos por más de una hora y jamás nadie se dirigió al público para dar una explicación de por qué nos estaban haciendo esperar… Al final no me pude quedar porque ya tenía entradas para otro evento pago (una función de teatro), la cual sí comenzó a la hora pautada…
La cumbre fue el sábado en el concierto de cierre de “La Semana de Caracas”, para la cual la Alcaldía Mayor tuvo el gesto de invitar a Emir Kusturica y la No Smoking Band, una banda que me parece algo interesante… En realidad la comunicación del evento fue bastante desastrosa… Un grupo importante de gente creía que comenzaba a las 2, otros que a las 4 y otros que a las 5… En realidad lo importante es que a las 7 y media de la noche todavía no habían comenzado… Un par de ¿animadores? Se subieron a la tarima a explicar que todo se debía a “problemas técnicos”, y que pronto comenzaría un desfile de grupitos que hacía pensar que el concierto de Kusturica vendría cerca de las 11 de la noche.
La masa respondió con pitas, pero los animadores, tratando de hablar con un lenguaje callejero que les salía tan natural como una novela de RCTV o una película de Carlos Azpúrua, esgrimieron un argumento que les pareció genial para justificar la falta de organización… “Recuerden que es gratis”.
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¿Gratis significa chaborreo y desorganización? ¿Gratis significa que puedo pautar a la gente a una hora y después comenzar el espectáculo cuando a mí me de la gana? Y peor aún, ¿gratis significa que te la tienes que calar y no puedes protestar?
La verdad ni aunque me traigan a Kusturica gratis me tengo que aguantar un abuso de este tipo. Me fui del Parque Los Caobos con la esperanza de ver al grupo en otro país o cuando lo traiga alguna empresa que cobre entrada y después trate a los asistentes con un mínimo de respeto.